Entre 1980 y el 2000, el conflicto entre el Estado Peruano y la organización terrorista Sendero Luminoso dejó más de 70,000 muertos y 15,000 desaparecidos. La gran mayoría de los crímenes cometidos por el Estado han quedado impunes, y los familiares de las víctimas siguen buscando formas de exigir justicia y combatir la indiferencia. Muchos de ellos aún no encuentran a sus seres queridos.

Durante las exhumaciones de fosas comunes, los antropólogos forenses usan figuras anatómicas del cuerpo humano para identificar a las víctimas de desaparición forzada. Así, las siluetas neutras van adquiriendo una identidad a partir de heridas y huellas de violencia. Gracias a grupos de apoyo y equipos forenses de parte como el EPAF, los familiares de los desaparecidos siguen de cerca este proceso, y son parte activa de la investigación.

Pintemos Nuestra Memoria es un proyecto de arte interdisciplinario y participativo que invita a los familiares de las víctimas a intervenir el material forense y resignificarlo con los recuerdos de la persona que desapareció. Este ejercicio de arte y memoria permite que el desaparecido vuelva de forma simbólica para compartir su historia y exigir justicia. Los dibujos fueron expuestos en distintas universidades para que las generaciones más jóvenes aprendan lo que pasó y se involucren.